Restricciones a la Inversión en Proyectos Productivos



La inversión, en proyectos productivos, es una variable fundamental en el crecimiento económico. Esta es la fuente de la innovación tecnológica, de la incorporación a los mercados de una mayor cantidad y variedad de productos y servicios, de la creación de puestos de trabajo, de riqueza para los inversionistas y de una mejora en la calidad de vida de los consumidores, quienes tendrán a su disposición una mayor oferta de bienes, la cual seguramente redundará en precios más bajos.

El que los inversionistas destinen sus fondos a diferentes proyectos depende, por una parte de que el rendimiento privado de estos sea lo suficientemente elevado para compensar el costo de oportunidad y por otra de la apropiabilidad de dicho rendimiento.

En una economía en la que no se le garantice a los dueños del capital que podrán hacerse con la remuneración por el uso de su factor productivo, definitivamente no habrá incentivos para la inversión, no se realizarán proyectos y habrá estancamiento. Existen al menos cuatro razones por las cuales se imposibilita o dificulta que los inversionistas se apropien del rendimiento generado por su capital, tal como nos comenta el economista Dani Rodrik en su libro Una Economía, Muchas Recetas, estas son:

Impuestos muy elevados: Los impuestos desincentivan la inversión, ya que mientras más altos estos sean menor es el rendimiento privado que se obtiene por el capital. Los inversionistas podrían considerar que sus ganancias se verán confiscadas en caso de que en una economía existan impuestos reales muy elevados o se crea que en el futuro se establecerá un régimen impositivo adverso a la inversión privada.

Desequilibrios macroeconómicos: Una economía con un alto e insostenible gasto fiscal o fuertes desequilibrios externos hace suponer que el gobierno tarde o temprano tendrá que recurrir a medidas de ajuste, aumentando los impuestos, devaluando la moneda o suspendiendo los servicios de su deuda externa y/o interna. Este tipo de escenarios también incrementan el riesgo de expropiación de las ganancias a través de impuestos inflacionarios y la presencia de una posible crisis bancaria.

La expectativa que genera el desorden de las cuentas del Estado influye en el incremento del riesgo país y de la tasa de interés, variable que se mueve en dirección contraria a la inversión.

Deficiencias en la definición y protección de los derechos de propiedad: Sería bastante ingenuo pensar que un inversionista colocaría su dinero en un proyecto si no cuenta con un marco jurídico que le permita apropiarse del rendimiento que este producirá o realizar los reclamos pertinentes, en caso de que sus derechos se vean lesionados.

La debilidad en las instituciones responsables de garantizar los derechos de propiedad, causada por la corrupción, la dependencia del Poder Judicial a factores económicos o políticos, leyes deficientemente elaboradas o por la existencia del crimen, desincentivan definitivamente la inversión en proyectos productivos.

Incertidumbre: Los cambios constantes en las reglas del juego así como la inestabilidad política, económica o social, crean grandes dudas sobre el ambiente en que se desarrollarán los proyectos, incrementando el nivel de riesgo y afectando por supuesto a la inversión.

A estos elementos mencionados por Rodrik,  podemos agregar dos más:

La existencia de controles de cambio: La imposibilidad del capital extranjero para poder repatriar las ganancias que obtienen por sus operaciones en determinados lugares del mundo, definitivamente afecta la capacidad que tenga un país con control de cambio para atraer la inversión extranjera.

Esta situación se presenta por ejemplo en Venezuela, donde las corporaciones internacionales que operan en el país deben enfrentarse a todo un entramado burocrático, que favorece la corrupción, para poder enviar los dividendos obtenidos a sus casas matrices.

Las cargas parafiscales: Existen leyes que a pesar de no ser consideradas como impuestos formales, obligan a las organizaciones a destinar parte de su ingreso a fondos para financiar determinadas actividades realizadas por el Estado, desde ciencia y tecnología hasta desarrollo social.

Este tipo de cargas disminuye, al igual que el impuesto sobre la renta, las ganancias que se obtienen por el capital invertido, por lo que de ser muy altas se convierten en un desincentivo para la inversión.

La presencia de alguno o varios de estos problemas en una economía tienen implicaciones negativas sobre la inversión y desarrollo de proyectos. En principio, y como se dijo anteriormente, a mayor riesgo mayor es la tasa de interés, por lo que existe un incentivo a no invertir.

Por otra parte, al ser mayor el costo de oportunidad se le exige más, desde el punto de vista financiero,  a los proyectos de inversión por lo que estos pueden dejar de ser rentables desde la óptica privada, aunque si lo sean socialmente.

La importancia de la inversión en proyectos productivos para el crecimiento y el desarrollo económico exige de los gobiernos políticas que busquen la estabilidad macroeconómica, el fortalecimiento institucional y la creación de regímenes impositivos que no la desincentiven. Solo en un ambiente con baja incertidumbre sobre la posibilidad de poder obtener efectivamente los rendimientos por nuestro capital invertido, nos atreveremos a usar nuestros fondos para emprender o financiar proyectos productivos.


 Fuentes consultadas: Rodrik, D. (2011). Una Economía, Muchas Recetas. Fondo de Cultura Económica. México. 

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